miércoles, 6 de febrero de 2013

Sardinas asadas, que es carnaval

Qué es la poesía me pregunto clavando mi pupila en la tuya... ¿qué es la cultura? ¿qué es la integridad? ¿qué es la honestidad? ¿qué es la responsabilidad? Vivimos un tiempo de cambio, está claro, en el que ya nada es lo que era. Los medios de comunicación han dejado de tener relevancia porque han dejado de dar importancia al talento para dejar sitio a la mano izquierda (o a la derecha, que lo mismo da). Los políticos han dejado de tener credibilidad porque mienten por sistema y sobre cualquier tema que se les plantee, por nimio que sea. No he cobrado en negro, no recorto, no trabajaba aquí, no he filtrado, no he presionado, no me he enriquecido, no, no, no, no... Una negación rotunda a la hora de asumir las consecuencia de sus actos que ha terminado por hartar hasta al más creyente. De la iglesia, ni hablo. Ni me importa lo que piense ni me influye lo que dice ni la tengo en cuenta en mi vida para nada. La única excepción son los muchos y muy buenos amigos creyentes que tengo que tienen que lidiar con esa pesada losa de incomprensión e hipocresía de los que llevan el cetro. Una cosa está clara, en las religiones como en la sociedad, lo mejor está en la base.
Las decisiones económicas que llevan a la gente a la desesperación, al paro, al desahucio son las acertadas. Las tasas en sanidad, escuela, transporte, justicia son las adecuadas. Todo es por el bien general, aunque sea el mal de casi todos. Todo es mentira.
Ahora toca también pagar tasas por celebrar un espacio de artesanía y cultura cada mes y medio en los desérticos parques de Huelva. Yo no estoy en contra de las tasas, siempre que tengan una contraprestación. Los artesanos pagarán por ocupar durante unas horas un espacio público (que ya pagan con sus impuestos) y ¿qué dará el Ayuntamiento a cambio? Sardinas asadas, seguro, que para eso estamos en carnaval.