jueves, 30 de abril de 2020

Si no... no es vida

Era inevitable, el olor a almendras amargas le recordaba siempre el destino de los amores malogrados...
Algunas frases, olores o gustos nos traen a la memoria fotografías de nuestra vida. Imágenes en sepia con los bordes difusos o rotos por el paso del tiempo. A veces son conversaciones que nada tienen que ver con el recuerdo más allá del regusto que dejan. Quizás por eso - o por el retiro obligado o por mi mente perversa o porque sí - andan mis pensamientos vagando por caminos llenos de incertidumbre. Quizás porque suena El Rompeolas con Guillermo Martín a la guitarra y un baterista andaluz que nadie recuerda. Quizás porque desde ayer releo O amor nos tempos do cólera, sí de García Márquez pero en una edición en portugués. Quizás porque esta calma chicha, obligada y obligatoria, me ha permitido sentarme a disfrutar con lo que tejo... a media mañana y mientras saboreo un café con gusto a El beso de Klimt. Quizás porque el corazón me late encogido desde ayer. Tal vez porque tan en el aire voy que me envuelve la sensación de no dar pie. A lo mejor es simplemente que tengo vértigo, miedo a no ser capaz de llevar el timón o tener que tomar decisiones tan inevitables para vivir como innecesarias para la subsistencia.
Igual lo que me ocurre es que ahora que la vida se me ha parado, a mí y a casi todos, presto más atención a las cosas que me rodean y tengo la sensación de que la realidad se burla de mí. Puede ser que mi cerebro, desacostumbrado al silencio, y mi corazón, siempre en busca de quimeras como un zahorí hedonista y respondón, no quieran ponerse de acuerdo en la única certeza que me asiste... la vida es para vivirla, si no... no es vida.

jueves, 23 de abril de 2020

Cecilia

¿A qué huele Cecilia? Cecilia huele a rosas reventonas, a tierra mojada a primera hora de la mañana o al anochecer. Cecilia huele a un jazmín enorme inundando el patio. Huele a flor de naranjo. A pastilla de Heno de Pravia. Cecilia huele a felicidad, a risas, a infancia.
¿A qué suena Cecilia? Cecilia suena a calma, a sosiego. Suena a tragos largos y amargos pasados en la vida. A ese camión maldito. A despedidas. Cecilia suena a cariño infinito.
¿A qué sabe Cecilia? Cecilia sabe a natillas y pan del día cuando viene Dolores. Sabe a café recién hecho y galletas. A tostadas, a casa, a hogar.
Y al tacto, ¿cómo es Cecilia? Suave como una madre, dulce como una abuela. Un amor.
¿Cómo luce Cecilia? Brillante y límpida como las cosas buenas.
A mi madre... también

viernes, 10 de abril de 2020

Todo lo que me sobra

La mente es como el pasillo de una casa asaltada en una serie policíaca. A veces está oscuro y, sin embargo, llegamos a donde queremos estar casi sin tropezar. Otras veces las luces titilan haciéndonos ver monstruos y dioses donde sólo hay molinos.
La mente es tan poderosa que te hace añorar lo que nunca has tenido y echar de menos lo que nunca has perdido, en un juego de luces y sombras en el que faltan y sobran cosas por igual.
Este exilio al que nos ha condenado el bicho, desarraigados de nuestras vidas, apartados de nuestras rutinas, obligados a estar bien... este exilio de nosotros mismos pasa factura. Entre lo que hemos perdido, lo que vamos a perder y lo que pensamos que no vamos a recuperar no todo es morralla. Esta ola de desasosiego que atenaza la garganta, que nos pone irrascibles, que nos enfada con el mundo y con nosotros mismos es devastadora. Este tsunami agotador de sentimientos se lleva todo lo que sobra, pero arrastra al mismo tiempo cosas que necesitamos para seguir adelante.
A mi la mente me está jugando malas pasadas, horribles, y no siempre se puede equilibrar pensando bonito