viernes, 17 de noviembre de 2023

Sí, yo he sido la causa

Uno debería poder elegir siempre, sin importar las consecuencias. Sin que la reacción nos deje helados en la acción. Sin arrepentirnos.

Uno debería poder vivir su vida sin el lastre de lo que pueda perder por el camino de sus elecciones. Deberíamos tirarnos al agua con los ojos cerrados y que el aterrizaje fuera estético, limpio, perfecto...

Pero en este mundo de acciones concatenadas, de energías que se rozan, de almas que se emparejan, siempre que tomamos un camino es sin red de seguridad. Siempre que movemos ficha provocamos que el de al lado se recoloque.

Esa es para mi la realidad más complicada de aceptar y, sin embargo, el único síntoma real de madurez. Si me muevo, puede que ya nada sea igual que antes. Y sí, yo he sido la causa, digan lo que digan los gurús de la autoayuda.

jueves, 31 de marzo de 2022

El hombre de mi vida

Una vez conocí al hombre de mi vida. Éramos tan jóvenes que soñábamos morir de poesía y casi lo conseguimos. Respirando al unísono cada vez nos creímos eso del amor eterno que duró lo que dura un corto invierno. 

Se me escurrió de las manos como un pez que diría Urrutia. Era demasiado pronto y nosotros llevábamos demasiada prisa. Nos pasamos de frenada y sin airbag... que es de modernos.

Nos encontramos años después, vueltas que da la vida. Parecía que yo había corrido mucho pero estaba en el mismo sitio con la melena enredada en los pies y mirando al horizonte... muriéndome de poesía...por otro, eso sí.

Él se había movido tanto que no me alcanzaba la mano ni para acariciar su sombra.

Una vez conocí al hombre de mi vida... Ahora cuando le miro casi nunca es a los ojos. Casi nunca es con el alma en la mano. Es, más bien, con el parasol 

jueves, 4 de noviembre de 2021

Cosas que aprendí contigo (I)

 La vida no es como la vivimos, sino cómo la recordamos para contarla. Gabriel García Márquez

 

 

Aún no hay luz. Todo está en silencio. ¡Mierda! ¿Por qué será tan preciso mi reloj interno? Mi cabeza funciona a mil revoluciones antes incluso de que suene a la alarma del despertador. Espero. Espero. Espero lo que me parece una hora completa hasta que cojo el teléfono de la mesilla de noche, miro la hora y descubro para mi sorpresa que efectivamente aún no son las siete de la mañana. Es domingo, hoy no sonará la alarma. Cierro de nuevo los ojos. Intento acomodarme para volver a dormir, aunque sé que es imposible una vez que mi cerebro se activa. Me muevo en la cama buscando el frescor de las sábanas y mi pierna choca contra otra pierna. Abro los ojos, ahora definitivamente despierta. ¡Uf! Hay amaneceres que no deberían llegar.

Salgo de la cama lo más silenciosamente que puedo y me encierro en el baño. Recojo la ropa de la noche anterior del salón, me visto y salgo de casa. Necesito aire y café.

No es como si no recordara nada de lo que pasó anoche. Salimos, bebimos, cenamos, bebimos y terminaste en casa y... seguimos bebiendo. No es una novedad. Pero creo haberme propuesto desde hace un tiempo tratar de no escabullirme como un ladrón de mi propia casa por la mañana. La conversación siempre es más complicada después.

 

Dos horas después volví a casa. Confieso que con la esperanza de que te hubieras ido. No entiendo ni cómo pude pensar que se cumplirían mis deseos más nimios, tal y cómo iba la semana era seguro que estarías dormido como un tronco en mi cama o, peor aún, tomándote un café como si estuviera en tu casa. Fue lo segundo.

 

- Ya pensé no volverías - directo como siempre...

- Es mi casa. En algún momento tenía que volver.

 

Lo dije mirándote a los ojos. Bajar la mirada a tu pecho desnudo era demasiada distracción para una persona con los sentidos aún aturdidos por la falta de sueño y el exceso de cerveza. En realidad, una tentación para cualquiera y en cualquier situación.

Solté el bolso sobre la mesa del salón y me puse un café, el tercero de mañana. La cocina olía de maravilla a café recién hecho… a ti.

 

- ¿Qué vas a hacer hoy?

- Nada en concreto -contesté- Tirarme en el sofá, leer, ordenar el trabajo para mañana... ver alguna serie. Es domingo.

- ¿Nos hacemos una ruta por la sierra? ¿Comemos juntos? -Rodar kilómetros abrazada a ese torso era una tentación difícil de resistir. Después vendrían los malos entendidos, la madre súper protectora, mi casa como si fuera un hotel, las peleas por el espacio sentimental o físico, la vergüenza de que nos vean juntos. No era la primera vez ni sería la última, pero hoy me estaba costando trabajo darle un sí. Me quedé mirando al vacío esperando que la respuesta adecuada subiera a mis labios como por arte de magia. ¡Qué difícil es mediar entre las ganas y el cerebro un domingo por la mañana!

- No sé si merece la pena

- Siempre... contigo siempre merece la pena.

 

Y así empezó un domingo cualquiera de una semana cualquiera de las muchas en las que ganaron las ganas.

 

viernes, 2 de octubre de 2020

Mis curvas

 Y no es mi sonrisa

la que mantiene tu vida en un impás

Ni mis pechos

cuando desafiando a la gravedad (o no tanto)

te retan a mirarme a los ojos

No es mi sonrisa

ni blanca ni perfecta

Ni mis caderas

que marcan el ritmo de tu día en una canción

No es mi sonrisa

ni mi grácil cuello, enhiesto a lo Garcilaso

es otra curva

cimentada en iroías, apuntalada de experiencias 

es mi forma de ver la vida

la que te deja  (a veces) colgado en mis manos



jueves, 24 de septiembre de 2020

Te sale excelente eso de gustarme tanto

De maravilla y sin proponértelo.

Así de simple.

Rotundamente

Te sale excelente eso de gustarme tanto

Con tu mirada esquiva

tu sonrisa entredientes

tu andar descuidado

Me llamas como la luz a la polilla




jueves, 25 de junio de 2020

Me gustas

Cada tarde buceo buscando la frase más ocurrente y bien intencionada. Esas pocas palabras que en un alarde de simplicidad resuman todo lo que siento y pienso. Día a día me empapo de la sabiduría desplegada por otros que hablan de mi vida. Hoja a hoja, verso a verso... desgrano lo que cualquiera tenga que decir sobre como me siento para publicarlo en Facebook.
Espero ansiosa tu "me gusta"
Amor en red.

Nos reconocimos entre la multidud infinita de la red. Fue amor al primer vistazo, luego un duelo de me gustas disfrazado de canciones en común. Nuestro amor no tiene límites ni forma ni sexo. Es amor del puro.
Amor en red

De pronto ya no soy yo ni eres tú. Somos los miles de ojos que nos miran, que nos leen, que imaginan y que juzgan con pesos pasados. Yo me sueño virgen, sin cicatrices viejas ni piteras en el corazón. A ti te invento libre, sin lastre que amarre tus alas ¿Qué nos importa?
Amor en red

Cualquiera en su sano juicio se hubiera vuelto loco por ti...me dijiste después de un te quiero mucho... silencio fue mi respuesta. Sin emoticono.
Amor en red #amorenred

Yo no sé qué hacer para olvidar esa manera de andar... a pesar de que lo más cerca que hemos estado es a un clic. Eso sí, entre tecla y tecla te he imaginado atravesando un desierto por mi. Licencias online, deseos offline
Amor en red

domingo, 14 de junio de 2020

Lucky Strike

Olías siempre a Lucky Strike
a grandes sueños
a vida por vivir.
Olías a barba tierna
a sábanas revueltas
a ganas de comerte el mundo.
Olías a bourbon joven que quiere ser reserva
a risa fácil
a ternura.
Olías a vida.
Una vez fuimos a nadar de noche y aún me arrepiento de haberme ahogado en la orilla...
Olías a inevitable
a mecolocón
a nada es imposible
Olías a besos largos
a días concatenados
a Lenny Kravitz
a festivales
a saltos en paracaída
Una vez me perdí en tus ojos gatunos
Y quedé en un limbo atada a una Budweiser y un palo de billar.
Cerrando los ojos, puedo olerte.