miércoles, 26 de septiembre de 2018

Orisha

Nunca me servías café, preferías iniciar conmigo una diatriba sobre lo poco que me gusta la cerveza Heineken y lo temprano que era para tomar copas. Siempre ganabas. Fue la época de mi vida que más vodka con naranja bebí... y menos cerveza.
Eras un orisha. Con una mente rápida, un instinto de supervivencia desarrollado y un son que te delataba más que el color de tu piel.

martes, 25 de septiembre de 2018

Cada vez que respiras

Es difícil vivir sin respirar, respirando poco. No es imposible. Es complicado vivir al latido de la respiración de otra persona. Te ahogas. Te mueres de miedo. Da pavor. No es imposible.
Así era lo tuyo, como una respiración trabajosa, entrecortada, con obstáculos. También era emoción, adrenalina pura. Era primera vez.
Una vez olvidaste mi nombre. Fue un accidente. Durante años te mantuve en el limbo. Fue un accidente.

lunes, 24 de septiembre de 2018

Te había soñado mil veces

Te había soñado mil veces sentado en un porche con el mar reflejado en tus ojos. Con los pies descalzos.
Te había soñado mil veces cantándome al oído 'Blue Spanish sky' con tu voz mecida al son de una guitarra.
Te había soñado mil veces barriéndome con la mirada mientras mis piernas colgaban de un columpio de madera.
Te había soñado mil veces mirándome a los ojos.
Te había soñado mil veces acercándote a mi con un suave balanceo de caderas.
Te había soñado mil veces con tus manos blancas de uñas cuidadas.
Te había soñado mil veces invitándome a bailar...
Había imaginado tantos detalles de ti, que fue imposible que te ajustaras al sueño.

domingo, 23 de septiembre de 2018

Gané un sofá

¿Ya te vas a casa? fue tu primera frase.  Contigo perdí 10 años, que recuperé de golpe cuando te fuiste a la conquista de Italia. 
Ese verano fui más que nunca a la playa, me subí a una tabla de surf -sin ningún glamur deportivo- y recuperé el hábito de compartir litros de cerveza con los amigos... los tuyos. Los míos te daban miedo. 
Un día viniste a ver un partido de fútbol en la tele y te quedaste hasta que tu madre quiso llenar mi nevera de tuppers. Te cambié por un fin de año en Lisboa. Dejé de despertarme con la cara de Dani Martín frente a mis ojos cada mañana y los desayunos en la cama. Gané un sofá.

sábado, 22 de septiembre de 2018

El último regalo

Ojos profundos, nariz afilada, chaqueta de cuero y tupé. Una Harley aparcada en la puerta. Miel sobre hojuelas. Los kilómetros nunca fueron un problema, te bloqueabas en las distancias cortas. Alguién me comentó una vez que el problema eran mis sonrisas. Nunca entendí cómo un "pase cuando quiera" pudo convertirse en una muralla. Yo buscaba pareja de baile, no anillo de compromiso. Tú no habías conseguido sacar al pueblo del niño. Tu mano tardó demasiado en posarse en mi nuca y cuando levanté la vista se había acabado nuestro tiempo. Un paseo en Harley fue tu regalo... el último de ellos.

Bajo la luz de la luna

Hablabas raro, mirabas raro, caminabas raro. Eras nuevo en la clase. Ejercías esa mezcla entre fascinación y reparo que provocan las cosas que no controlas, las personas que no conoces. Bailamos bajo la luz de la luna hasta que Carlos Segarra empezó a equivocarse en la letra. Cumplía 14 años y sólo podía pensar en ojos azules.

jueves, 20 de septiembre de 2018

Copas largas

Te gustaban las copas largas, tan largas como tus silencios. Nunca bailabas y tu cara de pocos amigos solía espantar a casi todos. El resto, unos pocos elegidos, éramos obsequiados con tus sonrisas y tu sarcasmo, entonces la vida era más fácil. Era mejor.
Lo que más me gustaba de ti era tu pierna izquierda. Con ese físico perfecto sin proponértelo dabas el pego como deportista de talento, sin embargo sólo se salvaba tu pierna izquierda. Bueno...  y la potencia de zancada, en eso eras inalcanzable. Y lo que menos, tu incapacidad para relacionarte con otros siendo tú mismo, sin que mediara un chiste.
Contigo gané la peor de las apuestas. Te cambié mi trenza por un beso y aceptaste, quizás para hacerme callar.
Una vez te dije que por tí sería capaz de renunciar a todos mis planes de vida. Me miraste a los ojos, sin parpadear. Diste un sorbo a tu copa larga y dejaste pasar el tiempo.

miércoles, 19 de septiembre de 2018

Contracrónica musical

Con Coca Cola dijiste y entendí que te quedabas para siempre. Sentado en el sofá, nervioso -pensaba yo- escaneabas cada detalle de la habitación, un salón común de una casa común si no fuera por los detalles que hablan de lo que a mi me importa. Me quité los zapatos, lo hago cada vez que entro en casa, es como una declaración de principios: estoy en territorio amigo, te decía. Elegí 'A fusa´de Vinicius de Moraes ... "a felicidade é como a pluma que o vento vai levando pelo are.",  te di la copa y me senté a tu lado. Estabas borracho... pero no tanto.

martes, 18 de septiembre de 2018

Then we take Berlín

Te conocí en un bar. Fue mirarte e imaginarte recortado en otro escenario, donde tú no conquistabas corazones a base de dólares y yo no zozobraba entre la cerveza y un desengaño.

Te conocí en un bar. Sonaba 'First we take Manthatan' mientras mi corazón galopaba entre el infarto y la incertidumbre. Fuiste el primero en hablar con palabras, ya mis ojos se te habían rendido.

Te conocí en un bar. Justo un segundo antes de sacarme el disfraz del día a día y cantar una de la Pantoja con un cepillo como micro. No fue una sorpresa para ti, ya habías asistido a alguno de mis conciertos de aforo limitado. Mi mirada no te había reconocido aún.

Te conocí en un bar. Y si cierro los ojos puedo sentir tu mano sobre mi pantalón vaquero emulando 'El Piano'. Me invitaste a una cerveza y yo susurré el estribillo de Cohen como una oración.

Te conocí en un bar. Tú nunca me conociste.

jueves, 13 de septiembre de 2018

Se me rompió el amor

Hace tiempo se me rompió el amor. Aún me duele porque era un amor puro, real, desinteresado. Era un amor de amigos. Otras veces se me agotó el sentimiento, como a todos, pero fueron finales que se veían venir, no me pillaron desprevenida.
Hace tiempo se me rompió el amor. No me lo esperaba y por eso me dolió tanto. Fue como una puñalada del destino, a traición y sin vuelta atrás.
Hace tiempo se me rompió el amor. Y hoy me he acordado al escuchar una canción que solíamos cantar desgañitándonos mientras nos bebíamos la vida a sorbos de cerveza.
Hace tiempo se me rompió el amor.