viernes, 2 de octubre de 2020

Mis curvas

 Y no es mi sonrisa

la que mantiene tu vida en un impás

Ni mis pechos

cuando desafiando a la gravedad (o no tanto)

te retan a mirarme a los ojos

No es mi sonrisa

ni blanca ni perfecta

Ni mis caderas

que marcan el ritmo de tu día en una canción

No es mi sonrisa

ni mi grácil cuello, enhiesto a lo Garcilaso

es otra curva

cimentada en iroías, apuntalada de experiencias 

es mi forma de ver la vida

la que te deja  (a veces) colgado en mis manos



jueves, 24 de septiembre de 2020

Te sale excelente eso de gustarme tanto

De maravilla y sin proponértelo.

Así de simple.

Rotundamente

Te sale excelente eso de gustarme tanto

Con tu mirada esquiva

tu sonrisa entredientes

tu andar descuidado

Me llamas como la luz a la polilla




jueves, 25 de junio de 2020

Me gustas

Cada tarde buceo buscando la frase más ocurrente y bien intencionada. Esas pocas palabras que en un alarde de simplicidad resuman todo lo que siento y pienso. Día a día me empapo de la sabiduría desplegada por otros que hablan de mi vida. Hoja a hoja, verso a verso... desgrano lo que cualquiera tenga que decir sobre como me siento para publicarlo en Facebook.
Espero ansiosa tu "me gusta"
Amor en red.

Nos reconocimos entre la multidud infinita de la red. Fue amor al primer vistazo, luego un duelo de me gustas disfrazado de canciones en común. Nuestro amor no tiene límites ni forma ni sexo. Es amor del puro.
Amor en red

De pronto ya no soy yo ni eres tú. Somos los miles de ojos que nos miran, que nos leen, que imaginan y que juzgan con pesos pasados. Yo me sueño virgen, sin cicatrices viejas ni piteras en el corazón. A ti te invento libre, sin lastre que amarre tus alas ¿Qué nos importa?
Amor en red

Cualquiera en su sano juicio se hubiera vuelto loco por ti...me dijiste después de un te quiero mucho... silencio fue mi respuesta. Sin emoticono.
Amor en red #amorenred

Yo no sé qué hacer para olvidar esa manera de andar... a pesar de que lo más cerca que hemos estado es a un clic. Eso sí, entre tecla y tecla te he imaginado atravesando un desierto por mi. Licencias online, deseos offline
Amor en red

domingo, 14 de junio de 2020

Lucky Strike

Olías siempre a Lucky Strike
a grandes sueños
a vida por vivir.
Olías a barba tierna
a sábanas revueltas
a ganas de comerte el mundo.
Olías a bourbon joven que quiere ser reserva
a risa fácil
a ternura.
Olías a vida.
Una vez fuimos a nadar de noche y aún me arrepiento de haberme ahogado en la orilla...
Olías a inevitable
a mecolocón
a nada es imposible
Olías a besos largos
a días concatenados
a Lenny Kravitz
a festivales
a saltos en paracaída
Una vez me perdí en tus ojos gatunos
Y quedé en un limbo atada a una Budweiser y un palo de billar.
Cerrando los ojos, puedo olerte.

domingo, 17 de mayo de 2020

¿Y si?

¿Y si cierro los ojos un segundo?
Y si dejo a un lado las excusas
del tiempo
del espacio...
de tus dudas
de mis cosas

¿Y si cierro los ojos un segundo?
Para bloquear los pero
Para olvidar el porqué
Para perderme en tu perfil oculto,
en tu risa fácil

¿Y si cierro los ojos un segundo?
Y abro el corazón de par en par

domingo, 3 de mayo de 2020

Feliz día, mamá


Mi madre era casinera y yo nací, como quien dice, en un bar, su bar, el casino. El casino nunca tuvo nombre, bueno tenía el nombre de la costumbre, el que le pusieron los clientes, el que le dio el uso, era el casino de Esperanza. Sí, en serio, a mi padre ni le gustaba ni lo quiso nunca. El accidente de la mina fue un desastre para él. ¿Imaginan lo que puede suponer para un hombre de 40 años, padre de cuatro hijas y con la quinta de camino, perder un ojo, perder el trabajo... casi perder la vida? Esos años yo no estaba, aparecí después casi como una burla al destino y mis hermanas y madre poco hablaban de esa época. Lo que sé, lo he dibujado con las pinceladas que le escuché en las tantas y tantas horas que disfruté junto a mi padre. Se le daban bien los titulares, los relatos, los detalles... las pausas en la narración. Era un buen cronista. Hubiera sido un buen periodista, peleón y honrado. Curioso, hoy coinciden el Día Internacional de la Libertad de Prensa (tan manoseada y prostituida) y el Día de la Madre, curioso, sin duda.El accidente de la mima fue un desastre para toda la familia, casi quiebra a un hombre grande, pero también fue lo que permitió a mi madre cumplir su sueño. Ella, al igual que yo, se había criado en una tasca, la de Santana, mi abuelo, un patriarca pequeñito que llevaba a su familia con mano firme (eso dicen, que tampoco le conocí). Mi madre sentía pasión por dos personas en el mundo su padre y su único hermano, mi tío Manolo,  incluso por delante de su marido y sus hijas ¡Ah! y por mi primo Gabriel que para ella era como su primer hijo. Y no es que no nos quisiera, nos quería mogollón porque tenía cariño para dar y regalar, pero siempre me dio la impresión de que quiso ser otra cosa en lugar de madre y esposa. Se negó a ser una madre convencional. Era una madre adelantada de su época, no le gustaba nada ser ama de casa y nos crió en la creencia de que tenemos que ser independientes y fuertes, como ella era, aunque nos pintáramos los labios. Le encantaba pintarse los labios de rojo o fuxia, incluso cuando era mayor. Con su bambito -babi los llamaba ella-, sus medias cortas y enseñando siempre un poco el encaje de la combinación, iba a sus cosas con los morros pintados y oliendo a su colonia de Avón. Era una fuerza de la naturaleza. Lo único que pudo tumbarla fueron los fantasmas de su cabeza...los que se la llevaron antes de que su cuerpo dejara este mundo.Tampoco fue una esposa de su época. Era el capitán del barco, la gestora, con una mente prodigiosa para las matemáticas y un agujero en el centro de la mano. Dicharachera, alegre, cantarina y siempre dispuesta a echar unas risas o un baile. Era fácil verla contar fichas de dominó como un jugador profesional o darte una paliza al tute. Te recitaba una cuenta de memoria y una regla de tres o un porcentaje antes de que te diera tiempo de coger el lápiz. Le encantaba servir copas de aguardiente de buena mañana a los estudiantes del instituto, que aprovechaban las puertas abiertas para ir al casino de Esperanza a desayunar y hacer tertulia. Y cantar fandanguillos, aunque cantara fatal.Tardé mucho tiempo en entenderla y cuando lo hice, quizás ya era demasiado tarde para que ella me entendiera a mí. Esas cosas pasan a veces con las madres y los padres. 

jueves, 30 de abril de 2020

Si no... no es vida

Era inevitable, el olor a almendras amargas le recordaba siempre el destino de los amores malogrados...
Algunas frases, olores o gustos nos traen a la memoria fotografías de nuestra vida. Imágenes en sepia con los bordes difusos o rotos por el paso del tiempo. A veces son conversaciones que nada tienen que ver con el recuerdo más allá del regusto que dejan. Quizás por eso - o por el retiro obligado o por mi mente perversa o porque sí - andan mis pensamientos vagando por caminos llenos de incertidumbre. Quizás porque suena El Rompeolas con Guillermo Martín a la guitarra y un baterista andaluz que nadie recuerda. Quizás porque desde ayer releo O amor nos tempos do cólera, sí de García Márquez pero en una edición en portugués. Quizás porque esta calma chicha, obligada y obligatoria, me ha permitido sentarme a disfrutar con lo que tejo... a media mañana y mientras saboreo un café con gusto a El beso de Klimt. Quizás porque el corazón me late encogido desde ayer. Tal vez porque tan en el aire voy que me envuelve la sensación de no dar pie. A lo mejor es simplemente que tengo vértigo, miedo a no ser capaz de llevar el timón o tener que tomar decisiones tan inevitables para vivir como innecesarias para la subsistencia.
Igual lo que me ocurre es que ahora que la vida se me ha parado, a mí y a casi todos, presto más atención a las cosas que me rodean y tengo la sensación de que la realidad se burla de mí. Puede ser que mi cerebro, desacostumbrado al silencio, y mi corazón, siempre en busca de quimeras como un zahorí hedonista y respondón, no quieran ponerse de acuerdo en la única certeza que me asiste... la vida es para vivirla, si no... no es vida.

jueves, 23 de abril de 2020

Cecilia

¿A qué huele Cecilia? Cecilia huele a rosas reventonas, a tierra mojada a primera hora de la mañana o al anochecer. Cecilia huele a un jazmín enorme inundando el patio. Huele a flor de naranjo. A pastilla de Heno de Pravia. Cecilia huele a felicidad, a risas, a infancia.
¿A qué suena Cecilia? Cecilia suena a calma, a sosiego. Suena a tragos largos y amargos pasados en la vida. A ese camión maldito. A despedidas. Cecilia suena a cariño infinito.
¿A qué sabe Cecilia? Cecilia sabe a natillas y pan del día cuando viene Dolores. Sabe a café recién hecho y galletas. A tostadas, a casa, a hogar.
Y al tacto, ¿cómo es Cecilia? Suave como una madre, dulce como una abuela. Un amor.
¿Cómo luce Cecilia? Brillante y límpida como las cosas buenas.
A mi madre... también

viernes, 10 de abril de 2020

Todo lo que me sobra

La mente es como el pasillo de una casa asaltada en una serie policíaca. A veces está oscuro y, sin embargo, llegamos a donde queremos estar casi sin tropezar. Otras veces las luces titilan haciéndonos ver monstruos y dioses donde sólo hay molinos.
La mente es tan poderosa que te hace añorar lo que nunca has tenido y echar de menos lo que nunca has perdido, en un juego de luces y sombras en el que faltan y sobran cosas por igual.
Este exilio al que nos ha condenado el bicho, desarraigados de nuestras vidas, apartados de nuestras rutinas, obligados a estar bien... este exilio de nosotros mismos pasa factura. Entre lo que hemos perdido, lo que vamos a perder y lo que pensamos que no vamos a recuperar no todo es morralla. Esta ola de desasosiego que atenaza la garganta, que nos pone irrascibles, que nos enfada con el mundo y con nosotros mismos es devastadora. Este tsunami agotador de sentimientos se lleva todo lo que sobra, pero arrastra al mismo tiempo cosas que necesitamos para seguir adelante.
A mi la mente me está jugando malas pasadas, horribles, y no siempre se puede equilibrar pensando bonito

domingo, 29 de marzo de 2020

La luz y la música

Me gusta el color. Rodearme de cosas alegres, chillonas y contrastantes me produce un subidón de endorfinas. Curiosamente no me gusta el color en mí, prefiero que brillen las cosas y las personas que me rodean, cada una a su manera, a su forma loca o malcarada, eso da igual.
En estos días hostiles en los que me encuentro siempre e inevitablemente rodeada del color que hay en mi casa, he cambiado de opinión. Ahora sé que me gusta más la luz que el color. Ya es un privilegio vivir en Huelva, donde incluso a los noctámbulos nos seduce su brillo, pero no se trata de eso.
En estos días hostiles para el ánimo, la luz me la traen las voces y las palabras, la música... Una cerveza compartida por videollamada o señales de humo (queda asumido amigos), un mensaje compartido desde puntos distantes mientras nos tomamos esa cerveza -la última de mi nevera-, una risa escondida en un emoticono, un beso, un abrazo... eso es la luz.
En estos días hostiles la música es el antídoto para manternerse en pie. Sí, en pie. Porque esta experiencia es traumática para casi todos -mi sobrina Ángela dice que ella lo lleva mejor porque no le gusta salir como a mi-  ha derribado nuestros castillos y nos obliga a construirnos una nueva casa con lo que queda. Los trabajos que quedan, los amigos que quedan, las aficiones que quedan, las rutinas que quedan... Después de 15 días nos vemos obligados a empezar de nuevo, acostumbrados a que en el supermercado haya de todo, en el habitual o en el otro. Acostumbrados a tener rápido y bien todo lo que queremos, online u offline. Comprar rápido, consumir rápido, valorar rápido... el bicho nos está obligando a echar el freno, a no correr, a saborear la última cerveza, a volver a escuchar otra vez esa canción.
En estos días hostiles los dos únicos hábitos que conservo indemnes son el de levantarme temprano y el de saborear la música que me gusta, el resto de costumbres pequeñas y grandes, vitales y superfluas, aparecen y desaparecen dependiendo del día y del ánimo.

jueves, 19 de marzo de 2020

De la que te has librado, papá

De la que te has librado papá, la Tercera Guerra Mundial se llama pandemia y como toda guerra está dejando en la cuneta a santos y pecadores.
En realidad poco han cambiado las cosas. Los que tienen dinero huyeron buscando cobijo a la primera bomba, poco les importó que sus vacaciones pagadas por el estado repartiera al bicho por todos lados. Pretendían evitar aglomeraciones, contaminación y darse unas bonitas vacaciones. Es curioso cómo cambia la torna cuando lo que corren peligro son los tuyos, eres tú. Entonces son menos nítidas las fronteras, los acentos importan menos... hay otras prioridades. Los que estamos pelados, pues seguimos pelados. Vamos a trabajar (los que siguen teniendo trabajo) y campeamos el temporal con imaginación y buen ánimo.
Te habrías llevado las manos a la cabeza al ver cómo el tonto del pueblo da instrucciones de qué hacer con el país. Sí, Manolito, el que va a trabajar sin guantes porque no sabe qué hacer con las manos, al que le da calor la mascarilla y se la quita esparciendo o recogiendo bichos por todas partes, al que comparte el pitillo porque ¿qué va a pasar con eso? En el campo no se contagian las cosas, eso es cosa de ciudad. Ni piensa en sus hijos ni en su madre ni en las familias de sus compañeros.
También está intentando dirigir el país otro conocido tuyo, sí Alfonso. Él es más regio. Con sacar los tanques a la calle, cerrar las fronteras y dejar morir a los viejos que saturan las pensiones (cómo si él no entrase en la categoría) habría solucionado esto y sin cuarentena. ¿Cuarentena para qué? Pasear por la calle no es delito y no va a venir ningún perro flauta a decirle a él si puede o no puede salir a la calle. ¡Comunistas dictadores de mierda!
El del banco también ha hecho un máster en emergencia social, sí, no te rías. Un ERTE generalizado el día antes de que anunciaran el estado de alarma y a vivir de las rentas.
Los supermercados se están haciendo de oro, como si una vez muerto nos fueran a enterrar como a los antiguos con el banquete o envueltos  en papel higiénico... curiosa mortaja de mierda. La estupidez humana no tiene límites y nos roza a todos, no estamos limpios ni uno. Dentro de unos días, estas grandes empresas que han tenido a los suyos una semana trabajando sin protección y a destajo, harán una donación de esas que desgravan en Hacienda y listo. Conciencia limpia y todos a pasear bolsas con la marca.
Las grandes empresas no han parado. Las que se pueden arreglar con teletrabajo nos han mandado a casa a que nosotros paguemos la factura de la luz (sobre esto ya te cuento otro día). La rueda sigue girando. Y las que no, ya sabes, ese sector tan primario como son las compras por internet, pues mantienen a sus trabajadores como gallinas ponedoras en su cubículo atendiendo el ocio del que está en casa y no sabe entretenerse más que con el teletienda (no te comento lo de Amazon porque te fuiste antes de que fuera una moda).
En fin papá, menos mal que te fuiste y no has tenido que aguantar al tonto del pueblo dirigiendo el tráfico... ya sabes... roto el corazón porque no podrá disfrutar de las fiestas (santas o paganas) de la primavera y dando instrucciones con faltas de ortografía... vamos, Joselín, que seguimos igual pero en cuarentena.

jueves, 13 de febrero de 2020

Radio Macuto

"Ahora no me puedo parar... llámame esta tarde y te lo cuento. Es la mujer de mi vida. Y es extraño, ¿sabes?, porque nunca me había gustado una mujer. Al principio me pareció simpática y dulce, pero con el tiempo me fui sintiendo rara con ella. Hasta que un día, sin esperarlo yo misma, le dije... ¡venga tonta, dame un beso! Y es lo mejor que me ha pasado en la vida..."
La vida sucede al otro lado del visillo, mientras curiosos la contemplamos rodar. Siempre quise tener una tribuna radiofónica donde contar historias reales o inventadas de la gente que me rodea... me encanta  imaginar vidas azarosas y divertidas con anécdotas que contar de personas que no conozco... la mayoría de las veces es mejor que escuchar lo que dicen.