Te fuiste y eso no se hace.
Menos mal que aún me quedan los partidos de fútbol, Gento, el color blanco de los calzones (lo siento Axel no era por tí), los periódicos, Harry, Clint, mi rubio (El Mentalista), Rex, el sabor de las habas cogidas de la mata, el olor a tierra removida, las caballas asadas con cebolla picada y aceite de oliva por encima, la copa de vino, cantar a solas parar espantar el mal, Nerva, el estraperlo con el abuelo, tu Rafael, la noche que dormiste en el calabozo por sacar un muerto de la ribera, tu novia de El Berrocal, tus amigos los "místers" de la mina, tu Pablo y el pan de Portugal, pero sobre todas las cosas no dejar quietas las manos ni la mente... ni el corazón.
Seguro que esta mañana cuando mamá te haya puesto ese cubo de leche manchado de café que te gusta para desayunar no se habrá acordado de felicitarte, no te apures, dentro de un ratito mientras hace cuentas para llegar a fin de mes (que tú de eso no sabes nada) apoyada en el mostrador, se volverá a tu mesa y te dirá "chacho, felicidades". Y tú seguro que levantas los ojos por encima del periódico y le gruñes un poco. Felicidades, papá.
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