domingo, 10 de noviembre de 2019

Chacho, felicidades

Te fuiste. Te fuiste y eso no se hace. Te fuiste y me dejaste al cobijo del ala de tu sombrero, lo malo es que el ala de tu mascota siempre fue corta y yo demasiado inquieta, libre. Te fuiste y te llevaste el pegamento, el hilo invisible que unía todas las patas de tu universo. Te llevaste la ironía, la sonrisa que se siente aún con los ojos cerrados, tus consejos a sotto voce, apretando los dientes para que no se te escaparan del todo, para que hiciéramos lo que nos diera la gana sin dejar de cumplir, eso nunca.
Te fuiste y eso no se hace. 
Menos mal que aún me quedan los partidos de fútbol, Gento, el color blanco de los calzones (lo siento Axel no era por tí), los periódicos, Harry, Clint, mi rubio (El Mentalista), Rex, el sabor de las habas cogidas de la mata, el olor a tierra removida, las caballas asadas con cebolla picada y aceite de oliva por encima, la copa de vino, cantar a solas parar espantar el mal, Nerva, el estraperlo con el abuelo, tu Rafael, la noche que dormiste en el calabozo por sacar un muerto de la ribera, tu novia de El Berrocal, tus amigos los "místers" de la mina, tu Pablo y el pan de Portugal, pero sobre todas las cosas no dejar quietas las manos ni la mente... ni el corazón.
Seguro que esta mañana cuando mamá te haya puesto ese cubo de leche manchado de café que te gusta para desayunar no se habrá acordado de felicitarte, no te apures, dentro de un ratito mientras hace cuentas para llegar a fin de mes (que tú de eso no sabes nada) apoyada en el mostrador, se volverá a tu mesa y te dirá "chacho, felicidades". Y tú seguro que levantas los ojos por encima del periódico y le gruñes un poco. Felicidades, papá.

No hay comentarios:

Publicar un comentario