miércoles, 23 de enero de 2013

Criadillas a lo pobre

La casquería ha sido a lo largo de los tiempos un recurso alimenticio en tiempos de escasez. Abundan los platos a base de estos desperdicios en lugares o momentos en los que ha habido poca disponibilidad animal. El hambre agudiza el ingenio o el ingenio tiene recursos para matar el hambre, como lo prefieran.
Con el paso del tiempo, lo que era un recurso de aprovechamiento se ha convertido en un arte culinario, de ahí que a veces confundamos lo cortés con lo valiente. Lo mismo ocurre entre el buscavidas que encuentra recovecos por los que salir adelante y el caradura que, con traje de buscavidas, se nos cuela por todas partes. Nunca los filtros sociales han funcionado tan mal como ahora.
Antes, si tu eras un malvado, explotador, sinvergüenza o asiduo a prácticas impías eras señalado como tal y sólo el temor a la represalia te mantenía vivo. Ahora esos mismos personajes -les reto a que miren alrededor y hagan una lista mental de cuántos conocen- se visten de traje de seda y corbata, beben en copas de balón y conducen coches de alta gama. Y aún así... no dejan de ser casquería.
La carne magra es carne magra, haya nacido donde haya nacido y esté acompañada de la guarnición que sea: berzas o trufas negras. Y las tripas son tripas, te las sirvan en bandeja de plata o cucharada y paso atrás. 

PD. Nótese que las personas que se tocan o mencionan de forma asidua sus criadillas es por notarlas escasas

1 comentario:

  1. Y que, además, ese tipo de personajes siempre tienen suerte...espero que algún día dejen de tenerla.

    ResponderEliminar