El calor también me gusta. Esa forma de relacionarse tan meridional, tan vital... Me gusta el calor en las reacciones y en las sensaciones, no tanto el calor ambiental. La pasión en la defensa de las ideas, las ideas en sí. Esa posibilidad de mostrarle a alguien que estás ahí sin decírselo. La fuerza con la que derribar titanes.
A lo que no le encuentro sentido es a la tibieza, al medio pelo. Ese sí, pero no. Ese querer quedar bien con todo el mundo. Esa impotencia sentimental de dar un golpe sobre la mesa. Ese dejarse llevar.
No me gusta la cerveza tibia ni el café que puede beberse de un sorbo. No me gustan las relaciones tibias ni las reacciones atemperadas. No me gustan las personas tibias. No soporto las ideas tibias, el ni fu ni fa.
La sangre debe correr caliente y la mente permanecer fría. Ahí está el equilibrio.
El café templado, la cerveza bien fría, así me gusta a mí... Querida Fali, qué difícil es mantener la cabeza fría cuando corre la sangre hirviendo, pero sí, estoy contigo, estoy harto de tibiezas y de medias tintas y de gentes suspicaces. Me agrada y me alegra leerte.
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