Nunca me servías café, preferías iniciar conmigo una diatriba sobre lo poco que me gusta la cerveza Heineken y lo temprano que era para tomar copas. Siempre ganabas. Fue la época de mi vida que más vodka con naranja bebí... y menos cerveza.
Eras un orisha. Con una mente rápida, un instinto de supervivencia desarrollado y un son que te delataba más que el color de tu piel.
No hay comentarios:
Publicar un comentario