A
pesar de la lluvia, del gris del cielo y del encierro forzado, estoy
contenta. Hay cosas en la vida que son como un chute de adrenalina.
Tiene más que ver con lo que significan para uno mismo y menos con
el valor objetivo de los acontecimientos en sí. Por eso, una cerveza
con los amigos es más valiosa que un almuerzo con el presidente del
gobierno. Como decía, estoy contenta y no es porque no tenga razones
para salir a la calle a protestar por las políticas canallas que
están matando a una generación entera (o por los empresarios
canallas que se aprovechan de las circunstancias para seguir
ganando), sino porque he desarrollado con el tiempo un sano gusto por
las cosas pequeñas. Un rato con los amigos, una frase de cariño
inesperada y espontánea, y un espectáculo genuino llenan la mochila
de buenas sensaciones. Dejan un agradable regusto y despiertan las
ganas de seguir consumiendo esas buenas sensaciones. En tiempos de
crisis, de ahorro, de escaseo, les propongo un buen plan para los
viernes por la noche. A las 21.00 horas, en el Andrés Estrada
(escenario de tantos días de historia del baloncesto onubense), cada
quince días se puede ver espectáculo deportivo, calidad humana,
esfuerzo, optimismo, ganas de trabajar... una receta perfecta para
huir/salir de la crisis. A mi me sirve de catarsis, prueben,
prueben... quizás se enganchen.
Hola guapa! Estoy atento y listo para seguir tu blog,además de ser el primero en comentar,jejejeje.Ánimo y a seguir adelante.
ResponderEliminarPor cierto,soy Fernando,el primo de Marga...
Ole, fali. Interesante reflexión en este primer post de entrada. Se queda una con ganas de más, así que ya estamos impacientes de leer la próxima receita de vida... Besos
ResponderEliminarCarmen Alcázar